EL SECRETO DEL DISFRAZ EN PURIM

Una persona tiene que creer en el concepto de Dios para servir a Dios. Por ejemplo, un ateo nunca servirá a Dios. Pero no tenemos que creer en el concepto de la fuerza llamada "El Adversario" o "El Satán" para servir a esta fuerza oscura. De hecho, si creyéramos en la existencia de este poder oscuro, nunca lo serviríamos. La única razón por la que permitimos que nuestro ego controle nuestras vidas, controle y motive todo nuestro comportamiento y respuestas, es porque realmente no creemos que el ego exista como una fuerza oscura separada cuya única misión es sabotear nuestras vidas.

Creemos que el ego somos nosotros. Pero no lo somos. Es la fuerza llamada “El Adversario.”

La situación es aún más complicada. Acompaña esto: Cuando alguien nos agrede, cuando alguien nos lastima o compite con nosotros, no creemos que la fuerza llamada "El Oponente" o "El Adversario" o "El Satán" en realidad esté manejando los hilos de esta otra persona. Y como no vemos a Satán detrás de escena, tomamos todo lo que otro hace de manera muy personal. Nos enojamos con la otra persona. Nos convertimos en competitivos, celosos, molestos y enojados con este individuo, nunca, nunca nos dando cuenta de que TAMBIÉN es la misma fuerza de Satán que incita nuestra propia rabia. Qué estrategia de Satán absolutamente brillante, inteligente, astuta y casi imbatible. Literalmente él se esconde de nuestra conciencia. Él incita acciones negativas de nuestros amigos y enemigos y luego incita nuestra propia ira como respuesta para que nos destruyamos unos a otros. Mientras tanto, se ríe detrás de la escena mientras maneja las cuerdas de los títeres de ambos lados de una discusión.

Por eso los amigos pelean, las familias pelean, las naciones pelean y los líderes de diferentes creencias pelean. Es Satán, el ego, el Oponente quien nos engaña para que peleemos unos contra otros en lugar de centrar nuestra atención en él.

No tenemos enemigos externos en el mundo. Pero inténtalo decirle a un israelita que un musulmán no es su enemigo. ¿Ves lo difícil que es nuestra situación? Lo más difícil en la tierra es desarrollar una conciencia y certeza en la existencia del Satán, el Adversario, nuestro ego como la fuente de todo conflicto y guerra.

EL AROMA DE LA DUDA

No creemos que el Oponente exista porque su propia esencia y ADN es el poder de la duda y la incertidumbre. ¿Sabes lo que eso significa? Significa que cuanto más te acerques a Satán, más dudarás de su existencia. Como dije, esta es una estrategia casi imbatible.

Imagina a una persona que lleva colonia o perfume. Cuanto más cerca estás de ello, más puedes oler su fragancia. La esencia y el olor de Satán es el perfume de la duda. Por lo tanto, cuanto más te acercas a él, más dudas tienes de que existe.

Cuando estés listo para derrotar a Satán porque él está justo en tus garras, no lo verás. Más bien dudarás de él y dudarás más de su existencia. Es por eso que debemos comenzar a admitir nuestro ego y tomar el dolor de dejar de lado nuestras opiniones y nuestras posiciones siempre cuando discutimos con los demás.

Porque una vez que realmente identifiquemos a Satán en nuestras vidas, el paraíso será nuestro.

Lo que lleva al secreto de Purim y una de las razones para usar un disfraz.

LA MASCARADA

Nuestro ego es un disfraz. Una máscara. Una mascarada. No es nuestro verdadero yo. Por eso discutimos y peleamos. Cada persona reacciona a la máscara de otra persona y la falsa identidad. En Purim, usamos un traje a propósito. Todo el mundo sabe y ve que el disfraz no es la persona real. Nadie está realmente escondiendo su verdadero yo. Nadie niega que está usando una mascarada. Todos somos conscientes de que estamos asistiendo a una fiesta de disfraces. En segundo lugar, en Purim se nos dice que consumamos alcohol y nos alegremos y festejemos con seguridad y alegría. Así que todos están felices y llenos de alegría, ya que todos vemos claramente los trajes de cada uno en exhibición.

Ahí radica el secreto de la vida.

Cuando todos admitimos nuestro ego, nuestra envidia, nuestro orgullo, nuestras inseguridades el uno con el otro, sin temor de exponer nuestro verdadero ser, cuando todos ponemos nuestro ego al frente con todos sus rasgos feos, ESO es cuando experimentaremos la verdadera alegría y paraiso. Cuando exponemos a Satán, en lugar de negarlo y esconderlo, el mundo cambiará y lograremos fiestas interminables, placer y alegría para siempre.

Solo tenemos que dejar de negar y comenzar a exponer nuestro ego. Necesitamos ponerlo al frente y exhibirlo a nuestros amigos y enemigos, admitiéndolo. Esto significa que cuando alguien nos maltrata, lo dejamos ir porque sabemos que la otra persona realmente no lo hizo. Sabemos que fue la fuerza de Satán el que incitó su comportamiento. Y también sabemos que es nuestro propio Satán que enciende nuestra propia ira en respuesta. Si realmente vemos el disfraz de Satán en nosotros mismos y en la otra persona, habrá cero enojo y conflicto entre dos personas. El Satán será revelado y nos conectaremos con el alma de la otra persona y con nuestra propia alma.

Ahora la Luz y la energía serán libres para fluir entre nosotros.

Ese es el secreto. Ese es el poder que nos espera.

¡En lugar de ocultar nuestros rasgos negativos, debemos exponerlos! Así que ve y dile a un amigo lo celosa que estás. Y deja de tomarlo en forma personal cuando alguien te lastima o te trata mal. Empieza a reconocer que el Satán es el que maneja los hilos de todos detrás de la escena.

Cuando lo hagamos, el placer de la fiesta de Purim durará para siempre. Ya no necesitaremos alcohol para drogarnos y ser felices. La felicidad y excitación vendrán a nosotros naturalmente, más allá de lo que podamos imaginar. El dolor de la vida y nuestras dudas sobre la existencia inmortal y el "felices para siempre" se desvanecerán en un instante.

Este Purim, cuando escuchamos la lectura del Rollo de Ester, mientras meditamos para destruir a Haman, sabemos ahora que Haman es nuestro propio ego. Estamos aquí para destruir al Hamán dentro nosotros, al Satán interior y al Adversario escondiéndose bajo la apariencia de nuestro ego.

Destruimos esta fuerza identificando y admitiendo todos nuestros peores rasgos.

Encuentra a Satán, y encontrarás el paraíso.

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